La adolescencia de la actualidad ha cambiado de sustancia de consumo, pero sigue siendo esta etapa crítica para el desarrollo de futuras adicciones.
La adolescencia se caracteriza por ser una época en que la juventud está creando su propia identidad, y en la creación de esta identidad se produce una búsqueda de nuevas sensaciones o de situaciones novedosas (Hernanz, 2015), hecho que está muy relacionado con el inicio de consumo de diferentes sustancias y realización de distintas conductas prohibidas que a largo plazo pueden convertirse en conductas adictivas (Vidal y Villanueva, 2017).
En estudios recientes y en los cuestionarios de consumo de drogas (EDADES y ESTUDES) se han encontrado la actual presencia de consumo de váper por parte de la adolescencia, siendo este producto el sustituto a los cigarrillos convencionales.
En España, el informe del Ministerio de Sanidad (2022) declaró que la evolución del comercio y consumo de los cigarrillos electrónicos ha sido veloz. Los datos existentes muestran que el vapeo es mayor entre los/as adolescentes de más edad, siendo más consumido por chicos que por chicas. A pesar de que el porcentaje de adolescentes fumadores que consume váper, es más elevado que el de aquellos/as adolescentes no fumadores que consumen cigarrillos electrónicos, este último está aumentando: cada vez son más los/as jóvenes que sin fumar prueban los cigarrillos electrónicos.
Es necesario también destacar que debido a que los cigarrillos electrónicos son una droga reciente no existen suficientes estudios de los efectos en la adolescencia. Sin embargo, sí
los necesarios para saber que en estas edades se inicia su consumo, que su patrón se perpetúa a lo largo del tiempo y que son altamente adictivos. De ahí la importancia de realizar estudios que evalúen las necesidades, motivaciones o motivos que llevan a los/as adolescentes al vapeo. Además, se ha constatado que el interés mostrado por los/as jóvenes en el váper puede llevarles al consumo de otras sustancias relacionadas (Lee et al., 2014; Spear, 2013).
Robert Schwartz, investigador de la escuela de salud pública de Dalla Lana de la universidad de Toronto y director ejecutivo de la unidad de investigación del tabaco de Ontario cita en este artículo que: «ya hemos creado un desafío muy grande para la salud pública cuando tenemos una proporción tan grande de jóvenes que comienzan a vapear, muchos de ellos se vuelven adictos y potencialmente se convierten en vapeadores regulares a largo plazo» (citado en Alana, 2019).
Una investigación llevada a cabo en Estados Unidos, con adolescentes entre 12-17 años, muestra que el consumo de váper está relacionado con el consumo de marihuana en un futuro cercano (Betivegna et al., 2020). En la misma línea, estudios anteriores ya habían verificado la relación entre el consumo de váper y otras sustancias tanto en estudios transversales como longitudinales. Por ejemplo, los estudios llevados a cabo por Dai y Hao (2017) y por Mehra et al. (2017) mostraron una relación entre el consumo de váper y de marihuana. Y a su vez, el uso de estas sustancias con otras drogas ilegales o legales (pero no prescritas). Asimismo, diferentes investigaciones encontraron esta misma relación entre el vapeo y el uso de marihuana en adolescentes que no habían consumido cannabis antes del inicio del consumo de cigarrillos electrónicos (Dai et al., 2018; Nicksic y Barnes, 2019).
Siguiendo estas líneas, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2014) afirmó que aunque el marketing y la difusión de los comercios destinados a la venta de cigarrillos electrónicos va dirigida a consumidores, lo cierto es que las características que poseen los dispositivos de vápergeneran cierta fascinación en las personas no consumidoras, esencialmente entre los/as adolescentes, debido a la atractividad que provoca en ellos los distintos sabores y aromatizantes (Carrasco, 2015). La OMS (2014) publicó que hasta ese momento se habían fabricado una gran variedad de váper con diferentes aromas, sabores y diseños atractivos; ocho mil variedades de cigarrillos electrónicos distintos. Son muchas las investigaciones que han comprobado que el sabor, diseño y aromatizante que contiene el váper es uno, de los principales atractivos que llevan a los/as jóvenes a probarlos y mantener su consumo, así como la falta de conocimientos y la baja percepción de riesgo que la sociedad tiene de los mismos(Ambrose et al., 2014; Bold et al., 2017; Choi y Forster, 2014; Dai y Hao, 2016; Kathrin, 2020; Ministerio de Sanidad, 2022; Padon et al., 2018; Pentz et al., 2015; Perildeous et al., 2018).
Quizás el dato más significativo de los encontrados, el consumo de váper en adictos recuperados han llevado a los mismos a sufrir una recaída. Por tanto, terminamos el artículo presentando una pregunta reflexiva: ¿Qué tendrá el váper, aún desconocido, que produce recaídas en adictos rehabilitados? ¿Ha sido plena casualidad porque el adicto ya estaba recaído conductualmente? ¿O lleva alguna sustancia psicoactiva, además de la nicotina, qué aún no conocemos, y si presenta principio psicoactivo?
Instituto Siquisa: expertos en tratamiento de adicciones con sustancias y conductas compulsivas.